Por: Dr. Pavlusha K. Luyando Joo
policlinicosagradafamilia@yahoo.com
Con el paso de los años los estudios
de bioelectricidad demostrarían que surgen diferencias de potencial eléctrico
en las zonas que han sido afectadas por alguna lesión determinada: cirugías,
fracturas, quemaduras, heridas, o enfermedades.
Estos estudios en bioelectricidad
han demostrado también, que en la zona de fractura hay un aumento de la carga
negativa; estableciéndose de esta forma el llamado Potencial de lesión; que se
observa entre las partes lesionadas y las partes intactas de una zona lesionada. Este potencial de lesión es
necesario para la consolidación de fracturas, la cicatrización de heridas y los
procesos de regeneración en general.
Sin embargo hay casos en que los retrasos en la consolidación de los
huesos, las heridas purulentas, las enfermedades que han dejado secuelas en la
función de algún órgano hacen que el potencial eléctrico normal de los tejidos
se distorsione de forma permanente generando diferencias en el potencial eléctrico en la zona afectada de
forma perpetua con el impacto patológico del caso, generando cambios en la función
de órganos y sistemas
Esta distorsión eléctrica es capaz de producir señales aberrantes en el sistema nervioso y se va a evidenciar en trastornos diversos, dependiendo de la particularidad
del organismo.
Bajo esta premisa se explica por qué luego de padecer algunas
enfermedades como por ejemplo: Fiebre tifoidea, hepatitis quedan molestias
digestivas de larga data, o luego de haber sido sometida a cirugías la persona a veces queda con molestias (dolor, distorsión en la
sensación; etc.) en la zona de la
intervención o incluso en lugares del cuerpo
alejados de la cicatriz post quirúrgica. Esto es lo que se le llama una
interferencia o un campo interferente.
Los tejidos patológicos tienen mayor resistencia eléctrica que los
sanos, el potencial distorsionado puede ser restablecido artificialmente a
través de estímulos como el uso de analgésicos locales, corriente, masajes, campos
electromagnéticos o incluso la punción de una aguja, con el alivio de La dolencias
en el paciente.
La Terapia Neural por ello es una
herramienta preciosísima que colabora de forma muy eficaz en el
restablecimiento de estas alteraciones de potencias eléctrico del organismo. Sin
embargo es importante basarse en un patrón metodológico que implique determinar
en la historia del paciente las posibles lesiones interferentes.
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